Un profesor de filosofía del estado americano de Massachusetts empezó su clase de una forma muy original. Tenía algunas cosas encima de la mesa de delante de él. Cuando empezó la clase, cogió un gran bote de mayonesa y lo llenó hasta el borde de piedras. A continuación preguntó a sus estudiantes si el bote estaba lleno. Los alumnos asintieron.
Luego cogió un cajón con chinitas, y las echó en el bote y lo movió suavemente, de manera que las chinitas se colaron entre las piedras grandes. Entonces el volvió a preguntar si el bote estaba lleno. Todos asintieron. El profesor rió suavemente.
Cogió entonces una bolsa llena de arena y la vertió en el bote. Lentamente la arena se coló entre las piedras llenando así el bote.
“¿Y ahora?”, dijo el profesor a los estudiantes “¿qué tienen que decir?” Nadie dijo una palabra. Todos sentían una enorme curiosidad sobre lo que podría venir ahora.
“Me gustaría que vieran“, dijo el profesor lentamente y con ahínco, “que este bote es como sus propias vidas. Las piedras grandes son las cosas importantes en la vida: la familia, los amigos, la salud, los estudios. Cosas que, aun cuando todo lo demás desapareciera y solo quedara esto, todavía la vida tendría sentido.
Las chinitas son otras cosas menos importantes, como p.ej. el coche, la promoción laboral, los viajes que han planeado, la última moda, el programa de televisión de esta noche, el partido de béisbol”.
Todos escuchaban fascinados.
“La arena”, siguió el profesor, “simboliza las pequeñas cosas de la vida. Por ejemplo si se han molestado con la cajera del supermercado, de si sus novios llegan tarde, alguien ha robado las flores del jardín. Si llenan el bote primero con la arena, no queda espacio para las chinitas, y menos aún para las piedras grandes.
Así es también en la vida. Si gastan mucha energía y tiempo para las pequeñas cosas de la vida, entonces no queda mucho para las cosas importantes.
Atiendan a las cosas importantse y dedíquenle tiempo a la familia, a los estudios, a la salud.
Quedará tiempo suficiente para las cosas menos importantes. Preocúpense primero de las piedras grandes que realmente cuentan. El resto solo es arena”.
Todos se quedaron mudos. Todos estaban como hipnotizados. Se escucharon suspiros en las filas cuando acabó. Después el aplauso. Con esta lección, el profesor conquistó el corazón de los estudiantes.
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